Aforismo VII
Los del PSUP (Partido Socialista + Unidas Podemos), así como los espacios políticos homologables en las diferentes Comunidades Autónomas tienen difícil aspirar a ser ciudadanía; tienen mucha mochila a cuestas. Así como una cultura política de confrontación en el ámbito de las formas (pues en la esencia son idénticos a sus adversarios políticos) que también los lastra.
Además tienen idealizado al Estado en vez de creer en los espacios cooperativos, no solo el social, sino también el empresarial por el que no apuestan ni confían. Cómo únicamente se empoderará la gente es tomando en sus manos el aparato productivo y las decisiones relativas al mismo. Pero no se puede hacer a golpe de decreto y generando más confrontación. Ahora, en este siglo XXI en el que vivimos, se pueden apoyar iniciativas, desde diferentes ámbitos, para que ese tejido productivo cooperativo sea posible (Vísteme despacio que tengo prisa o vamos despacio porque vamos lejos).
Mientas que las relaciones de producción no sean horizontales seguiremos alienados. Si la democracia sigue quedando en las puertas de las empresas nada habrá avanzado ni cambiado. Y para avanzar se necesita un ejemplo potente y ese podría ser un movimiento cultural/empresarial cooperativo que fuera horizontal, que tirara decisivamente de la economía y que sirviera de ejemplo, al tiempo, al sector empresarial privado como al público.
Ejemplo este que indico, obviamente, de otro modelo de relaciones de producción en el seno de las empresas y en la vida misma. Mientras lo piramidal y vertical siga siendo lo hegemónico, mal vamos. La superestructura, fundamentalmente la ideológica, es lo que ahora señala y apunta; esto es, que todo es piramidal y vertical, en especial los sistemas organizativos de aquellos que dicen desde los partidos e instituciones que van a hacer algo por los de abajo. Con sus formas y sistemas de organizarse, los del PSUP y otros equiparables espacios políticos a este, lo único que hacen por los de abajo es echarles tierra encima.
Los del PSUP (Partido Socialista + Unidas Podemos), así como los espacios políticos homologables en las diferentes Comunidades Autónomas tienen difícil aspirar a ser ciudadanía; tienen mucha mochila a cuestas. Así como una cultura política de confrontación en el ámbito de las formas (pues en la esencia son idénticos a sus adversarios políticos) que también los lastra.
Además tienen idealizado al Estado en vez de creer en los espacios cooperativos, no solo el social, sino también el empresarial por el que no apuestan ni confían. Cómo únicamente se empoderará la gente es tomando en sus manos el aparato productivo y las decisiones relativas al mismo. Pero no se puede hacer a golpe de decreto y generando más confrontación. Ahora, en este siglo XXI en el que vivimos, se pueden apoyar iniciativas, desde diferentes ámbitos, para que ese tejido productivo cooperativo sea posible (Vísteme despacio que tengo prisa o vamos despacio porque vamos lejos).
Mientas que las relaciones de producción no sean horizontales seguiremos alienados. Si la democracia sigue quedando en las puertas de las empresas nada habrá avanzado ni cambiado. Y para avanzar se necesita un ejemplo potente y ese podría ser un movimiento cultural/empresarial cooperativo que fuera horizontal, que tirara decisivamente de la economía y que sirviera de ejemplo, al tiempo, al sector empresarial privado como al público.
Ejemplo este que indico, obviamente, de otro modelo de relaciones de producción en el seno de las empresas y en la vida misma. Mientras lo piramidal y vertical siga siendo lo hegemónico, mal vamos. La superestructura, fundamentalmente la ideológica, es lo que ahora señala y apunta; esto es, que todo es piramidal y vertical, en especial los sistemas organizativos de aquellos que dicen desde los partidos e instituciones que van a hacer algo por los de abajo. Con sus formas y sistemas de organizarse, los del PSUP y otros equiparables espacios políticos a este, lo único que hacen por los de abajo es echarles tierra encima.